miércoles, agosto 31, 2005

A la verga amigos, me voy de mojada...

domingo, agosto 28, 2005

Un solitario abandona

De un amante a otro llega el momento en que una se siente muy sola, tanto así que llega la necesidad de una tregua.
Uno abandona, sí, pero uno no quiere ser abandonado.
Estaba la lista de los amantes avanzando velozmente cuando de manera repentina me llegó esa necesidad de parar en uno.
Sucedió cuando recién iba dejando un amigo sexual porque éste ya estaba intentando tener una relacion seria conmigo cuando repentinamente empecé a desear un tipo de mi trabajo. El fulano, aparte de un pecho muy bien construido por un gimnasio de 3 series de 25 repeticiones diarias, no tenía absolutamente nada especial para mí. Imposible tener una conversación que me interesara, imposible encontrar algo en sus ojos, pero aún así quería estar a su servicio.
Un día sucedió sin que yo lo buscara y volvió a suceder en varias ocasiones. El susodicho siguió teniendo nada interesante que decir y a eso se le sumaron sus pobres atributos amatorios pero eso no fue lo que realmente me hizo sentir mal. El problema empezó cuando yo noté que a él no le importaba llegar o no a nuestras citas. No le importaba yo en general. Ah qué dolor de orgullo, qué golpe a la autoestima de una mujer solitaria que se las da de cosmopolita y conquistadora. No me importaba él tampoco pero esa sensación de dormir en su hombro y necesitar menos cobijas en el frío, bien envuelta en su cuerpo caliente, me tenían ahí.

¡Qué difícil es romper este vacío!

lunes, agosto 22, 2005

Bien agusto

Hoy andaba por la calle y vi un homeless muerto bien agusto en la banqueta. Estaba la policía checando no sé qué pero no lo tenían cubierto, sólo le pusieron unos de esos triángulos anaranjados para que nadie lo pisara.
Me detuve a verlo un rato y me dieron muchas ganas de tomarle una foto pero no traía cámara. La verdad se veía recontento el cabrón, no parecía molesto de estar muerto: acostado boca arriba, una ligera sonrisa de monalisa, una mano sobre el pecho muy relajada y el otro brazo doblado con los dedos apuntando para arriba como si quisiera pedir la palabra, las piernas cruzadas y estiradas, una perfecta actitud de estar tomando el sol en la playa. Estaba muerto tan plácidamente que nadie se preocupaba por él.
Hasta una poquita de envidia me dio.

domingo, agosto 21, 2005

Recomendación para un recién desempleado

Como me corrieron de mi trabajo al día siguiente me desperté muy temprano sin nada que hacer.
Tomé mi bicicleta y me fui al cerro de la bachoco. Ah que calor tan rico hacia, el vientecito corriendo por mi cara, el sol que cambiaba de lugar conforme iba agarrando las diferentes rutas.
!Qué buen lugar es ese!
Al inicio, en el calentamiento entre mi carro y la primera ruta, mi cabeza todavía daba vueltas en mi situación de desempleado pero en la primera empinada de la Crazy el miedo me hizo olvidar todas mis preocupaciones y entre mas empinada, arenosa y llena de sahuaros era la bajada con más ganas la agarraba.
Miedo mata miedo y, adicionalmente, hay miedos mas placenteros que otros.
El miedo de una bajada donde puedes caer y romperte todito para luego terminar lleno de espinas es mucho mejor que el miedo a no tener que comer si te quedas sin trabajo y el primero, por su inmediatez, mata al segundo (es más urgente no morir en los próximos diez segundos por una caida que en un mes por inanición, cosa por demás imposible en un Hermosillo donde se tienen conocidos y familia). Después de eso, cuando se llega a ese tipo mirador en la crazy, cansado al punto del desmayo por la falta de condición física, lleno de polvo, bañado de sudor y casi flotando por no sentir las piernas, una extraña sensación de felicidad te invade, tu mirada parece voltearse hacia tí mismo y decirte: no pasa nada cabrón, no eres nada y eso es lo único que necesitas saber para estar feliz. Quitarte la carga de sentirte importante, ah que agusto.
El viento, el peligro, la adrenalina, la velocidad son la cosa que mas recomiendo al día siguiente de ser despedidos del empleo. Me imagino que esto ha de ser aplicable también a aquellos que los corto el amor de su vida, se les murió el perro o les robaron el auto que no estaba asegurado, entre otros incovenientes que a veces se le atraviezan a uno en la vida.