De tu cintura a tu sexo

También el síndrome violador lo llevo muy dentro.
Que cosa mas codiciada es una dulce mujer frágil, tranquila y tímida negándose quedito a mis intentos.
Cómo negar que nos excitó aunque sea un poco la escena de violación de Mónica Belucci en Irreversible o que se nos ha antojado aprovecharnos de las lolitas ebrias que se le abrazan a uno en las fiestas?
Primero viene el abrazo cálido y envolvente, luego el beso suave que se hace cada vez más profundo y al ir bajando lentamente por el cuello comienzan los no, no, no, no a las manos que se les meten a las indecisas mujeres por doquier: Un no a las manos entre los senos y la respiración haciéndose agitada en ambos bandos, un no a las manos desvistiéndolas y una poca de fuerza tratando de hacer la contra, aunque no muy decididamente; un regresar sólo a la cintura cuando el no se va haciendo mas decisivo: aguardar un poco en el cachondeo, sabiendo que la presa ya tiene bien adentro el anzuelo y sólo es cuestión de no jalar demasiado el hilo para no romperlo. Un beso por aquí y las manos en en el femenino sexo y de regreso a la cintura, un beso por acá para luego acercar el sexo masculino aun vestido y de regreso a las manos, así cada vez mas desnudos entre los eternos no que se oyen hasta que uno esta totalmente adentro y finalmente se callan sólo para pedir que no deje uno de abrazarlas cuando ya, totalmente saciados, los hombres nos damos la media vuelta y observamos el techo con la mente en blanco y la sonrisa muy muy adentro.
-¿En qué estas pensando? -nos preguntan-
-En nada- Es la total y mas soberana verdad que halla salido de nuestras bocas, por qué es tan difícil para ellas creerlo?